Unes paraules II ... |
"Sea egoísta:hable bien de sus enemigos" Entrevista de Lluis Amiguet Benjamin Zander, director de la filharmònica de Boston. Tengo 66 años y ... ¿Retirarme? ¿Dios Mío, pero si estoy de vacaciones toda mi vida: hace ya 30 años que dirijo la Filarmónica de Boston! Nací en Inglaterra... - Tengo un amigo que se ha gastado una fortuna en clases de violín para su hijo, y el chaval pasa. - ¿De verdad quiere que su hijo toque el violín? - Le hace muchísima ilusión. - Pues que pague un dinerito por aprender: unos dólares por hora de clase. - ¿Eso es todo su consejo? ¿Unas pesetillas? - ¿Quiere que ese niño toque el violín más allá de ese dinerito? - ¿Sí! - Entonces pídale que toque un poquito para usted y concéntrese en lo mejor de su interpretación: entorne los ojos al escucharle, emociónese con ese violín de su hijo y después exprésele lo mucho que le ha conmovido y, si lo ama de verdad, llore. - ¿Es que no recuerda usted cómo suena un violín mal tocado? - ¿Cuándo un niño se echa el primer pedito no lo celebran su padres con aplausos? - También es una interpretación. - ¡Y se emocionan! ¡Hasta puede que derramen una lágrima! ¡Y es caca! ¡Pero también es amor! Sólo le pido que celebre el esfuerzo de su hijo. No le ponga usted primero un cero y después le exija un sobresaliente. - ¿No hay que exigir más a los que quieres? - En la vida, debes poner primero la buena nota a los tuyos y luego pedirles más, pero sólo después de reconocerles todo lo que han sido capaces de lograr, debes animarles a que lo hagan mejor. Tal vez no le ha dicho usted nunca a su hijo qué bien juega a fútbol o qué bien canta o lo simpático que es o tal vez hace mucho que no se lo dice. Y tal vez por eso el chaval se niega a tocar el violín. - Yo creía en la exigencia. - Mire, yo llevo 30 años dirigiendo la Filarmónica de Boston. - Lo sé: nadie dirige Mahler como usted. - Algo he aprendido, pero me equivoqué muchísimo durante mucho tiempo, porque exigía a mis músicos antes de premiarles; les pegaba gritos y broncas en público. Yo estaba convencido de que así dirigía la orquesta.... -¿No se trata de eso, de dirigir? - ¡Cuánto me equivocaba! No es el director el que hace la música: son los músicos. Yo creía en la jerarquía y en el que manda y el que obedece, porque el que manda es mejor y sabe lo que le conviene al de abajo. Y no es así. Así vas al desastre. - ¿Qué es dirigir entonces? - Dirigir es ayudar a otros, que no son peores que tú sino que son como tú, a que descubran y aprovechen la posibilidad de ser mejores contigo... - Tomo nota. - ... Y ellos, entonces, te dan la posibilidad a ti de ser un gran director. No se trata de que tú seas buenísimo y que ilumines a los demás y les guíes por el camino de la perfección. Se trata de descubrir juntos cómo podemos ser mejores. Tú debes descubrirles su fuerza. - Suena bien, pero ¿cómo se consigue? - Tienes que conocer a tus músicos, tienes que conocer a tu equipo, te tiene que interesar cada una de esas personas y entonces sabrás cómo pueden mejorar cada nota, cuáles son sus teclas. - ¿Y usted cómo lo hace? - Soy uno de los pocos directores de orquesta que ensayan después de la representación. - Hombre, tampoco hay que abusar. - Es el momento. El público abandona la sala, y yo les digo a mis músicos todo lo que me ha gustado de su interpretación. Les agradezco la pasión, la vitalidad, la precisión, la expresión... Y ... ¡Fíjese en esa “y” ¡ - ¿Por qué? - ¡He dicho “y” y no he dicho “pero”. Les he dicho a mis músicos: “Chicos: ¡muy bien, y además podemos mejorarlo!. No les he dicho a mis músicos con suficiencia: “No está mal, pero habéis fallado en...”. - Son matices. - Es higiene mental, como la física, imprescindible para que los demás te aprecien. Gracias a ella, logré superar la crisis de mi vida. -¿Un bloqueo creativo? - Vital. La mujer que amaba y yo nos separamos. Normalmente en los divorcios, cada uno habla mal del otro, y los amigos se dividen entre los dos bandos jaleando los insultos hasta que te hacen exclamar: “¡Qué suerte que te has librado de ese o esa impresentable!” - Todos hemos pasado por algo así. - Así construyes confianza negativa: te sientes mejor denigrando a tu ex, pero sólo de momento, porque al lanzar basura sobre alguien que has amado y tal vez te amó, te degradas. Esa basura mental, te ensucia a ti. - ¿Acaso usted hablaba bien de su ex? - Por mi propio bienestar jamás la critiqué, ni ella a mí: nos dijimos que siempre seríamos importante el uno para el otro y seguimos siéndolo. Rose y yo aún disfrutamos de las mejores y más sinceras conversaciones de nuestras vidas. Somos casi vecinos. - Me alegro por usted. - Las posibilidades que tenemos de hacer el bien son infinitas. ¡Qué inmenso poder! Y repercute enseguida en nosotros. No se trata de ser muy bueno, sino de no ser muy tonto. - ¿No habla usted mal de nadie? - Soy egoísta, por eso para sentirme bien nunca hablo mal ni de mis enemigos. Es síntoma de debilidad reunirse para criticar a los ausentes: también es cortedad mental, porque degrada a los propios difamadores. - ¡Dios mío! ¡Va a acabar usted con la mitad de la programación televisiva de este país! - Concéntrese en decir las cosas buenas de los demás y dígaselas. - A veces no puedes mentir. - Dígaselas y serán verdad. |
8 de gen. 2016
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