Dia 1, 3, 8, 10, 15, 17, 22, 24 i 29 de novembre. IOGA
Podeu venir a provar una classe gratuitament.
Dos dies a la setmana: 40 €/mes 1 dia setmana: 25 €/mes 1 classe al mes 8 €
Ioga. De 9:30 h – 10:45 h o bé de 18:15h a 19:30. Cal inscripció.
Dia 5 de novembre
Meditació de 11h a 12 h. (Aportació 3€)
Conferència gratuïta de 12 h a 13 h. Cal inscripció
EFT (Tapping). Un mètode senzill per desbloquejar emocions i sentiments, fàcil i divertit.
Dia 7 i 21 de novembre
Curs de Creixement Personal de 19:30 h a 21:30 h. Cal inscripció.
Dia 12 de novembre
Reiki 2n nivell. De 10 a 20:30 h. Paquita Marsal. Aportació: 120 €
Curs d’EFT. De 10 a 14 h. Aportació : 35 € Cal inscripció
Dia 15 de novembre
Pràctiques de Reiki. De 18 a 20 h. Gratuït. Donar i rebre!!!. Cal inscripció.
Dia 17 de novembre
Conferència-Taller per prevenir i tractar el mal d’esquena.
Demostracions pràctiques. Gratuït. De 19 a 20:30 h. Cal incripció
Dia 21 de novembre
Conferència sobre Fisioteràpia. Gratuït. De 19 h a 20:30 h.. Cal incripció
Curs de Creixement Personal de 19:30 h a 21:30 h. Cal inscripció.
Dia 23 de novembre
Meditació. De 19:30h a 20:30h. (Aportació 3€)
Dia 30 de novembre
Cine Fòrum : “L’amor és Èxtasi” Cal inscripció. Assumpció Salat i M Carmen Vázquez
De 19 h a 21:30 h (Aportació: 5 €)
No us perdeu aquest cine fòrum!!!, parlarem dels aspectes sexuals i de les relacions de parella, la pel·lícula és per pensar i per entendre com vivim el sexe.
“Al principio creamos nuestros habitos y luego son los habitos lo que nos crean a nosotros”
LA BENDICIÓN DE IRSE DANDO CUENTA.
La luz sirve para poder ver en dónde estaba oscuro. Esa es mi más concreta e incipiente explicación de lo que es la iluminación para una vida práctica. Y una de las más grandes dichas de la luz es que, sirviéndonos para iluminar aquel lugar que estaba oscuro, así descubres que en realidad, ahí no había nada. “Darse cuenta” es lo que desvanece toda atemperante reacción y al mismo tiempo hace surgir una amorosa comprensión que permite que Todo sea. Esa es la bendición de un despertar a una Nueva Conciencia. Sin embargo, sé que me podrías preguntar: ¿Darme cuenta… de qué? Y mi respuesta es lo que en esta nota te voy a comentar, darte cuenta de tu iluminación.
Aunque pueden existir una miríada de estados de conciencia, es decir, niveles desde los cuales te puedes dar cuenta, hoy, en forma extremadamente sucinta, te nombraré cuatro a mi entender, desde uno de los más primitivos estados de conciencia hasta otro mucho más evolucionado:
- Nivel 1: Te sucede algo.- Nivel 2: Te das cuenta de que te sucede algo.- Nivel 3: Te das cuenta que te das cuenta de que te sucede algo.- Nivel 4: Observas que te das cuenta que te das cuenta de que te sucede algo.
Explicaré brevemente cada uno. En el primer nivel, eres conciente de lo que te sucede, pero tu conciencia de esos eventos consiste sólo y exclusivamente en reaccionar ante ellos. Por eso, por ejemplo, cuando alguien no te trata como tú crees merecer, te molestas o te decepcionas, y la incipiente forma de darte cuenta de que no se te trató como tú querías, es experimentando tu molestia o decepción. Es decir, tu reacción es la única forma en como sabes que algo te sucede; estás en la forma; aquí no piensas, solo reaccionas, y según tú, en total justicia y equidad ante los hechos. En este nivel, el comportamiento humano obedece una ley newtoniana muy antigua: a toda acción corresponde una reacción de igual magnitud pero en sentido contrario. Este primer nivel de conciencia es muy sustentado en el ego de cada uno de nosotros, aquella parte nuestra que siente merecer y cree debe ser tratado de determinada manera en virtud de lo que damos o somos. En este nivel eres una víctima de las circunstancias, una clásica trampa del ego que te abre las puertas al infierno aquí en la Tierra.
Asciendes al siguiente nivel de conciencia cuando deliberadamente deseas sentirte bien y para ello quieres saber más de la evolución del ser humano y dedicas tiempo y espacio a estudiar y leer al respecto para transformarte. En el segundo nivel existe un cambio muy sutil, a veces imperceptible, con respecto al nivel previo. Aquí también reaccionas, pero te das cuenta de que estas reaccionando. Aquí ya piensas, ya piensas que se está tratando de una reacción. Te preguntas porqué sientes tal o cual sentimiento, en lugar de sólo sentirlo. Aquí empiezas a ver que tu molestia o decepción (para seguir con el ejemplo inicial), es algo que surge de ti y no tan solo en respuesta a. En este segundo nivel todavía te molestas o te decepcionas, pero ya empiezas a preguntarte, es decir, a pensar en que tú no tienes por qué ser una víctima, aunque lo sigas siendo.
Asciendes al siguiente nivel de conciencia cuando deliberadamente deseas sentirte bien y para ello quieres saber más de la evolución del ser humano y dedicas tiempo y espacio a estudiar y leer al respecto para transformarte. En el tercer nivel te percatas de que se está repitiendo un patrón. Para seguir con el ejemplo, percibes que alguien te trata mal, desmerecidamente, piensas que deberías reaccionar como lógica consecuencia, pero ahora, al observar lo que siempre te pasa, ahora prefieres no hacer nada. Aquí dejas de reaccionar con manifestaciones externas o formas. Aquí hay solo un desencanto interior ante el trato que recibiste. Pero no pasa de eso. Aquí dura menos el malestar que ahora se volvió sólo interior. Ya empezaste a ir más allá de la forma exterior. Notas que ya no tienes fuerza para explotar, porque ya no te interesa y sabes que te desgasta. En este tercer nivel, ya sabes de ese tremendo desgaste por gran experiencia. Por eso aquí te das cuenta que te das cuenta que te sucede algo. Y ese darse cuenta ya conlleva una información muy valiosa para ti basada en la experiencia, de tal manera, que empiezas a optar por no conferir tu energía vital a tan desgastantes consecuencias de la forma, mismas a las que te puedes adelantar y así las evitas. En este estado de conciencia empiezas a darte cuenta de que todo parece tratarse de una lección que debes aprender. Como aquí te das cuenta que te das cuenta que te sucede algo, alcanzas a ver que ya se está repitiendo mucho el mismo patrón, atraes al mismo tipo de personas, te suceden las mismas “desgracias” una y otra vez, se te aparecen los mismos estilos de carácter aunque sea en diferentes cuerpos.
Entonces empiezas a suponer que quizá se trate de ti y tu causa atractora (nivel vibracional). Te empiezas a dar cuenta de que el único común denominador de todo lo que te pasa eres tú (con tu ego) y tu necesidad de juzgar lo que está bien y lo que está mal para como se te trata, y para con todo. Incluso te empiezas a cuestionar si algo está mal en ti. Te llegas a responder que quizá sí.
Asciendes al siguiente nivel de conciencia cuando deliberadamente deseas sentirte bien y para ello quieres saber más de la evolución del ser humano y dedicas tiempo y espacio a estudiar y leer al respecto para transformarte. En el cuarto nivel de conciencia, observas. Y alcanzas, como una bendición, a darte cuenta de que quien eres realmente es precisamente ese, el que observa. Sucede como un mágico desprendimiento de la forma (ego). Ya no eres al que le sucede algo, ya no eres el que se da cuenta de que le sucede algo, ya no eres el que se da cuenta que se da cuenta de que le sucede algo, sino que descubres que eres el que observa todo aquello. Y cuando te llegas a identificar plenamente con el observador, a su vez, en otro divino avance en tu estado de conciencia sucede que te das cuenta de que “el observador” siempre esta bien. ¡Siempre! Pase lo que pase. Porque no le pasa a él. De hecho al observador no le pasa nada, solo observa lo que sucede en los demás estados de conciencia. Por ello resulta en una bendición identificarte con el observador, resulta divino, porque el observador no es otra cosa que tu espíritu. Llegas a una dimensión donde descubres que, como mero observador, con la única y exclusiva actividad de observar, ya no hay cabida para ningún juicio origen de todo malestar, ya no juzgas, ya no te debates entre si algo está bien o mal. Solo observas pacíficamente el desenvolvimiento de las cosas y te regocijas al entender que todo obedece a frecuencias vibratorias que coexisten naturalmente como un todo.
Aquí no solo te das cuenta, como en el nivel anterior, que con cada conflicto se te presentaba una lección que aprender…, sino que ¡aquí la logras aprender! Y con ello desaparece la insistente aparición de cíclicas circunstancias que sentías que te dañaban. Aquí alcanzas a observar que lo que te pasaba no estaba ahí para castigarte, sino para darte otra oportunidad de aprender la lección, una y otra vez. Al observar, te dices: ¡Esta bien, he aprendido la lección! ¡Todo se trataba de mi ego y hoy sé, gracias a que observo mi verdadero ser, que no soy un ego! Entonces, en el acto, desaparecen todas las necesidades del ego. En el acto, te transportas del infierno al paraíso, aquel divino lugar donde lo normal es estar bien. Llegas a un lugar donde no hay cabida para ningún conflicto ni en la forma ni en el fondo, cuando mucho, observas el conflicto pero muy, muy de lejos.
Ya no tienes ningún interés, ni el más mínimo, por discutir, por ganar, o por demostrar nada. De hecho, ya no hay ningún interés. Te encuentras en paz observando, pero observando desprendido de todo sentimiento negativo, desprendimiento que se sucede al entender y libremente enfocarte a lo que sigue.
Santiago Mariño
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